SUGERENCIA DE TRABAJO INTERNO Julio, 2020.

 

Usaremos la energía del día para reconocer que la compasión nos abre el corazón y nos hace felices; parte II.

 

Nos inspiraremos en un artículo de la psicóloga, Adriana Reyes Zendrera.

 

La compasión nos abre el corazón.

Esta emoción nos facilita conectar con nuestro corazón para ponernos en el lugar de los demás. Nos abre la puerta de las emociones, permitiéndonos sentir cómo los demás están viviendo lo que les duele o les hace sufrir.

 

La compasión, si es de verdad, nos ayuda a dejar de mirarnos el ombligo y empezar a alzar la vista para ver qué pasa a nuestro alrededor. Nos recuerda que no estamos solos en este mundo, que los demás también importan. Además, si la ayuda que brindamos es honesta, nos va a proporcionar una enorme paz interior.

 

El acto de la compasión nos acerca al otro, nos brinda la posibilidad de dar lo mejor de nosotros mismos para ayudar a los demás, con humildad y cercanía. Esto nos hace más humanos, sensibles y honestos con las personas que nos rodean, y por supuesto, con nosotros mismos. Cada vez que nos preocupamos por alguien que lo necesita, estamos agrandando el corazón y ofreciendo al otro una ayuda sincera.

 

El miedo a la compasión.

¿Por qué cuando tenemos tantas oportunidades no las aprovechamos? No nos damos la oportunidad de actuar compasivamente porque nuestro foco no está en el lugar adecuado. La neurociencia social ha demostrado que nuestro impulso natural es ayudar. Estamos preparados para ofrecer  a nivel cerebral. ¿Entonces por qué a veces no ayudamos?

 

La emoción de compasión nos puede llevar a sentir miedo a actuar por diferentes causas, por ejemplo:

 

Pensar que ayudar a los demás a aliviar su sufrimiento nos pone en una situación de vulnerabilidad, y eso nos puede causar rechazo.

Ser incapaces de observar a los demás sufriendo, porque eso puede despertar emociones de tristeza que quizá no queremos sentir.

Revivir, a través del sentimiento de compasión, heridas de la infancia no resueltas, que nos impiden conectar con el sufrimiento ajeno.

 

Sentir que si conectamos con el sufrimiento ajeno, no vamos a poder salir de él.

Centrar nuestras atenciones en otras cosas, que percibimos como más importantes.

 

EJERCICIO DE ATENCIÓN PLENA: Respiro SIETE VECES profunda, suave y conscientemente; disfruto de mi silencio y coopero con mis sentidos para sincronizarme con mi sabiduría interna, y darme cuenta que SER COMPASIVO puede desnudar mi vulnerabilidad; trabajo en ello desde el corazón. 

 

EJERCICIO DE ESCRITURA. 3 minutos.

«El problema humano básico es la falta de compasión. Mientras este problema subsista, subsistirán los demás problemas. Si se resuelve, podemos esperar días más felices»

Dalai Lama

 

Descubro tres condiciones EXTERNAS que NO ME PERMITEN PRACTICAR LA COMPASIÓN.

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ME REGALO 3 MINUTOS.

¿Qué herramientas pueden ayudarme A SER COMPASIVO con las personas que “aborrezco”?

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