SUGERENCIA DE TRABAJO INTERNO Julio, 2020.

 

Usaremos la energía del día para reconocer que la compasión nos abre el corazón y nos hace felices; parte I.

 

Nos inspiraremos en un artículo de la psicóloga, Adriana Reyes Zendrera.

 

La compasión es la habilidad que tenemos de comprender el sufrimiento del otro y que responde al deseo de aliviarlo y reducirlo. El concepto de compasión es más simple y a la vez más intenso que la propia empatía y nos invita a querer ayudar y mitigar el sufrimiento ajeno.

 

La auto-compasión, en cambio, nos aporta una actitud comprensiva con nosotros mismos, especialmente cuando las cosas no salen como esperamos.

 

Aprender a desarrollar la compasión es una habilidad que nos puede ayudar a sentirnos más felices y satisfechos en nuestra vida diaria; sin abusar ni recrearnos en ella, por supuesto.

 

El psicólogo e investigador Paul Gilbert, creador de la terapia centrada en la compasión, señala que sentir compasión no quiere decir sentir lástima por los demás. Es más una motivación que nos da energía para ayudar a los demás, de manera que ellos mismos puedan aliviar su propio sufrimiento con nuestra ayuda. 

 

Los componentes de la compasión.

La palabra compasión quiere decir literalmente «tratar con emociones desde la simpatía». Es una emoción que nos surge cuando percibimos el sufrimiento de los demás y que nos provoca un impulso hacia disminuir el sufrimiento que vemos en los otros. La emoción de la compasión se divide en diferentes componentes:

 

Un componente cognitivo que engloba la atención y evaluación del sufrimiento ajeno, además del reconocimiento de nuestras capacidades para actuar frente al sufrimiento de los demás.

 

Un componente conductual que incluye el compromiso por parte de cada uno y la decisión firme de realizar acciones que ayuden a eliminar el sufrimiento.

 

Un componente emocional que nos impulse a actuar desde nuestras entrañas, generando reacciones emocionales que nos proporcionen satisfacción personal. Nuestro grado de bienestar psicológico depende en parte del tipo de relaciones que forjamos con los demás. Si tejemos relaciones con hilos de bondad y la compasión es más fácil que nos sintamos satisfechos con nuestras acciones.

 

EJERCICIO DE ATENCIÓN PLENA: Respiro SIETE VECES profunda, suave y conscientemente; disfruto de mi silencio y coopero con mis sentidos para sincronizarme con mi sabiduría interna, y darme cuenta que nadie es perfecto. Aquí y ahora quiero aprender a aceptar y respetar los defectos de los demás; empezando por los míos. 

 

EJERCICIO DE ESCRITURA. 3 minutos.

Descubro tres condiciones personales que NO ME PERMITEN PRACTICAR LA COMPASIÓN.

Ejemplo: Ego, envidia, rencor, prepotencia, clasista, etc._

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ME REGALO 3 MINUTOS.

¿Qué herramientas pueden ayudarme A SER COMPASIVO?

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