La espiritualidad está de Moda
SUGERENCIA DE TRABAJO INTERNO en Octubre, 2020.
Utilizaremos la energía del día para revisar si la ESPIRITUALIDAD es de consumo; parte I.
Nos inspiraremos en un texto publicado en Universo numerológico, vía Jairo P. Fernández.
Mucha gente del mundo de la espiritualidad trata de dar una imagen pulcra y perfecta, hablan bajo para aparentar tener paz interior, llevan una dieta vegetariana, vegana, o viven de la energía pránica o del sol para sentirse más conectados, visten ropas exóticas para sentirse diferentes, se apuntan a Yoga, a biodanza, a meditación Mindfullnes y toman cursillos de la Ley de Atracción, de prosperidad, de constelaciones familiares y de Quinta Dimensión para sentirse más espirituales.
PERO… LA REALIDAD es que que todo eso no tiene nada que ver con la espiritualidad.
Hemos convertido la espiritualidad en un producto de consumo.
Buscamos la espiritualidad en religiones, cursos, talleres, conferencias… y la asociamos con incienso, velas, saumerios, cartas astrales, esterillas, budas, música chillout y vestidos de lino.
La verdadera espiritualidad no tiene nada que ver con las cosas que puedas comprar o tener en el exterior.
No eres más espiritual y consciente por tener más dinero o llevar una esterilla colgada del hombro. No eres más espiritual por considerarte un ser de luz si no íntegras tus sombras y oscuridades. Tampoco eres más espiritual por decir “Namaste” “Que Dios te bendiga” “oraciones” y saludos al planeta y a los demás a través de Facebook y las redes sociales.
Mientras sigamos buscando la espiritualidad en una religión, un gurú, ritual o enseñanza, estaremos buscando una espiritualidad de mercadeo y de consumo.
Ninguna religión, gurú o enseñanza va a poder darte lo que ya está en tu interior. Pero si lo que quieres es apuntarte a una moda espiritual entonces vete a un asram, inscríbete en un grupo esotérico, da charlas y conferencias espirituales y haz todos los talleres de moda que puedas, y con el tiempo descubrirás que solo has cambiado en la superficie.
Hacernos responsables.
Algunos no quieren ser responsable de su espiritualidad y le dan esa responsabilidad a un mentor, coach, gurú o maestro que los oriente y los lleve a la plena realización o a “la mejor versión de ti mismo” -cómo se suele decir-; ¡por eso hay tantos gurús hoy en día! Mira a tu alrededor la cantidad de maestros, gurús y especialistas en espiritualidad.
¿Pregúntate hoy…?
¿Cuántos de esos títulos que tienes colgados en la pared te definen?
¿Cuántos de esos cursos y talleres te han mostrado quien eres realmente?
¿Cuántos de esos diplomas te llevarás contigo cuando te mueras?
Ninguno. Pero se ha aceptado el juego de discípulo maestro, mentor seguidor, experto, iniciado…
EJERCICIO DE ATENCIÓN PLENA: Respiro SIETE VECES profunda, suave y conscientemente; disfruto de mi silencio y coopero con mis sentidos para sincronizarme con mi sabiduría interna y revisar qué etiqueta -consciente o inconsciente- cargo en mi mochila del EGO… discípulo, maestro, mentor, seguidor, experto, iniciado…
EJERCICIO DE ESCRITURA. 3 minutos.
¿Cuántos de los títulos que tengo, me definen?
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¿Cuántos de los cursos y talleres que he tomado me han mostrado “quien soy” realmente?
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¿Cuántos de los títulos obtenidos me llevaré cuando “muera”?
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ME REGALO 3 MINUTOS.
¿Qué herramientas pueden ayudarme a “observarte más a mí y menos a los demás”… a dejar de predicar con mi “supuesta iluminación” y hacerle ver a los demás lo que deben trabajar?
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