SUGERENCIA DE TRABAJO INTERNO Septiembre, 2020.

Usaremos la energía del día para revisar si aceptamos la invitación a explorar la reciprocidad de nuestros deseos sexuales.

Nos inspiraremos en un texto de John Berger; escritor, crítico de arte y pintor.

El deseo sexual, si es recíproco, origina un complot de dos personas que hace frente al resto de los complots que hay en el mundo. Es una conspiración de dos. El plan es ofrecer al otro un respiro ante el dolor del mundo. No la felicidad sino un descanso físico ante la enorme responsabilidad de los cuerpos hacia el dolor.

En todo deseo hay tanta compasión como apetito. Sea cual sea la proporción, las dos cosas se ensartan juntas. El deseo es inconcebible sin una herida. Si hubiera alguien sin heridas en este mundo, viviría sin deseo.

El deseo anhela proteger al cuerpo deseado de la tragedia que encarna y, lo que es más, se cree capaz. La conspiración consiste en crear juntos un espacio, un lugar, necesariamente temporal, para eximirse de la herida incurable de la carne. 

Ese lugar es el interior del otro cuerpo. La conspiración consiste en deslizarse al interior del otro, allí donde no se les pueda encontrar. 

El deseo es un intercambio de escondites del alma.

EJERCICIO DE ATENCIÓN PLENA: Respiro SIETE VECES profunda, suave y conscientemente; disfruto de mi silencio y coopero con mis sentidos para sincronizarme con mi sabiduría interna y redescubrir mi sexualidad a partir de la interiorización de mis deseos.

EJERCICIO FRENTE AL ESPEJO. 3 minutos.

¿Acepto y admiro mi desnudez? ¿Qué me impide aceptarla?

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EJERCICIO FRENTE AL ESPEJO. 3 minutos.

Me dedico tres afirmaciones amorosas, sensuales y eróticas… en diferentes tonos de voz, velocidades, gestos de cara… Me consiento.

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