SUGERENCIA DE TRABAJO INTERNO NOVIEMBRE, 2020.
Utilizaremos la energía del día para reconocer nuestras derrotas internas.
Nos inspiraremos en el instinto de los lobos.
Cuando un lobo va perdiendo la pelea contra otro lobo, y entiende que ya no tiene posibilidades de ganar, el lobo perdedor ofrece apaciblemente la yugular al oponente, como si dijera: “Perdí, acabemos con esto de una vez”.
Sin embargo, en ese momento, tiene lugar lo increíble. El lobo ganador, inexplicablemente, se paraliza. Una fuerza milenaria le impide matar al que desde la humildad, reconoce la derrota.
Algún mecanismo primario, incrustado en el ADN o más allá de él, se dispara en el lobo ganador y le recuerda que la especie es más importante, que el placer de eliminar al contrincante.
¡Qué maravillosa relojería instintiva!
Nadie llamaría cobarde al lobo que se entrega, ni conmiserativo al que se paraliza, simplemente el milagro ocurre. Ni vencedor, ni vencido. Ambos lobos se alejan y la rueda de la vida continúa.
EJERCICIO DE ATENCIÓN PLENA: Respiro SIETE VECES profunda, suave y conscientemente; disfruto de mi silencio y coopero con mis sentidos para sincronizarme con mi sabiduría interna, aprender de los lobos y revisar si soy capaz de tocar fondo y soltar lo inevitable, lo que ya no está funcionando.
EJERCICIO DE ESCRITURA, 3 minutos.
Qué “derrotas emocionales” no quiero ver, no quiero aceptar, no quiero “que se rindan”.
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ME REGALO 3 minutos.
Busco tres herramientas de vida que me permitan “actuar con la sabiduría de los lobos”.
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